lunes, 15 de diciembre de 2014

CARRERA EN LLAO LLAO, TROFEO DE SORPRESA Y TRIUNFO DEL ALMA

Después de aquella primera vez en la que fui una Lynce más y junto a ellos corrí la carrera en 7 lagos transformando mi vida en un antes y un después de eso, llegó la segunda oportunidad. Sábado 13 de diciembre, en el imponente marco del legendario hotel Llao Llao, enmarcado entre montañas, lagos, un entorno cuidado al extremo de parecer una pintura y en un día soñado de sol, llegó el momento de volver a reunirme con los Lynces. Tras dos meses de un entrenamiento con altibajos, pero sostenido por la gran voluntad de Néstor y Marianita principalmente, llegó el viernes 12 y salimos hacia Bariloche. Con Gustavo, mi guía, Mora, Sol, Nes y yo partimos al encuetro del siguiente desafío. El camino entre Bolsón y Bariloche es hermosísimo pero lleno de curvas, subidas y bajadas que me marean indefectiblemente….. y no quise tomar Dramamine para no llegar medio dormida, pero llegué con el estómago en la mano…. Dejamos nuestras cosas en la casa de Carlos, un amigo que nos prestó su lugar (muy lindo) y nos fuimos al famoso y mítico hotel Llao Llao. Apenas uno se acerca todo parece de película…. La perfección de cada detalle, el paisaje que lo rodea y su arquitectura tan mágica y característica en medio de los azules de los lagos, los verdes de los bosques y el césped impecable que parece alfombra y las montañas con puntitas blancas de fondo. Su interior también soñado, las alfombras, la iluminación cálida, y los cientos de detalles que no capto pero que me iban describiendo, los salones y la cordialidad. Hicimos las acreditaciones a la carrera y comenzamos a encontrarnos con los demás Lynces. Todo alegría y abrazos… con el magnífico árbol navideño del hotel de testigo. En el salón de convenciones tuvimos la oportunidad de hablar ante los corredores convencionales, “los que ven”, presentarnos y recibir sus aplausos…. Tremendo momento de emoción!. Luego la charla técnica y disfrutar de una charla hermosa, profunda y fundamental con mi guía en una terraza espectacular con el sol a punto de bajar…. Momentos y más momentos…. Luego cena con todos los Lynces y a descansar para el gran día. El estómago no se me acomodaba pero yo estaba feliz igual…. Y por fin llegó el momento esperado. Llegamos temprano, ya había corredores preparándose, la música que animaba a entrenar, la gente contenta, los puestos de hidratación, premiación, guardarropas, etc.,, y Gus y yo comenzamos a meternos en la carrera…. entrada en calor, mucha agua, y ya estábamos listos…. Lo único que me preocupaba (además de mi contínuo dolor de estómago), era la montonera de la largada, pero los organizadores tuvieron el gesto de hacernos largar unos minutos antes, total el tiempo se calcula con el chip que cada corredor lleva. Conteo regresivo para los Lynces y allá salimos…. Con una adrenalina tremenda, y para arrancar una cuesta hacia arriba bastante empinada. El camino es, como todo allí, magnífico, rodeado de bosque, retamas amarillas y perfumadas, subidas, bajadas, pájaros que nos cantaban al paso y aroma a pino. La cabeza de Gustavo, el corazón de los dos y las cuatro piernas hicieron que ésta carrera fuera lo que fue. Las subidas con mucha inclinación obligándonos a trotar despacio y las bajadas empinadas que nos aceleraban y debíamos controlar…. Y mi dolor de estómago…. Mi mente repetía: “voy bien”…. Y así hicimos más de la mitad del recorrido, y en una de las últimas trepadas mi pancita iba a abrirse como en la película de Alien… jajaja…. Y Gus me preguntaba: “vas bien?”…. y yo le deciá que si, obviamente (no le iba a decir que no estaba del todo bien ni loca, a ver si se le ocurría parar….) …. Y pensé en mi amigo Ale, que cumplía años ese día, pensé en su sonrisa, en sus ojos hermosos, y divisé las retamas enormes y amarillas ocres que podía distinguir cuando el sol se colaba entre el tupido bosque, igual que las que vió él en su viaje donde partió, igual que lo tengo en la foto que ya no distingo pero que recuerdo perfectamente y que está en un cuadro en nuestra chocolatería, y corrí y corrí sintiendo su aliento. Más de la mitad de la carrera fuimos justo detrás del Lynce Miguel y su joven guía Gabriel, y al tomar la última bajada aceleramos a full y se nos quedaron atrás, lo que fue motivo de risas todo el resto del día. Y comencé a escuchar la voz del animador de la carrera, los aplausos, y Gus me agarró de la mano porque venían unas curvas y yo con tanta sombra de los bosques no veía nada…. Y bajamos con todo pero controladamente para no perder el equilibrio en el paso del asfalto al ripio y pasto….y entramos al corralito de llegada….. y fui la primer mujer en pasar por allí!.... Néstor, Mora y Sol llegaron corriendo y con Gus nos dimos un gran abrazo!.... tras nosotros entraron Miguel y su guía Gabriel. Fuimos los primeros Lynces y allí esperamos a los demás…. El día era maravilloso, iban llegando los corredores, nuestros compañeros Lynces con sus guías, y se sumaban los abrazos y los buenos momentos.Charlamos bajo los árboles y a orillas del lago, compartimos historias, familia, sueños, logros y hermandad. El dolor de estómago se fue mucho después. Volvimos al Llao Llao a las 19 hs. Para la premiación, todos bañaditos y bonitos…. Con un cóctel increíble, una atención magnífica y en un salón bellísimo se presentaron las clasificaciones y allí nos llevamos la sorpresa de que había hecho el menor tiempo de todas las mujeres, las que ven y las que son más jóvenes…. Jajaja. Pero no me entregarían trofeo por ser parte de una “categoría especial”, cosa que no me molestó, yo estaba allí para hacer lo que estaba haciendo… pasarla bien con los Lynces. Alex, la organizadora de nuestro grupo estaba algo apenada pero para mí era más importante haberlo hecho que el trofeo, así que sentada en unos cómodos sillones y comiendo cosas riquísimas disfrutaba. Gus se tenía que ir y Nes lo llevó al centro (a más de 30km. Del hotel), Mora sacaba fotos por todos lados y Sol se mezclaba entre la gente y mientras, iban entregando los premios… y de repente dijeron mi nombre en el primer lugar de la categoría convencional (verdadera inclusión)…. Yo me paré y quedé allí…. El escenario estaba lejos y había mucha gente pero apareció Javier, marido y guía de una Lynce y me tomó del brazo y corrimos entre la multitud hasta llegar y subir a recibir mi trofeo, toda una sorpresa… Mora corrió a sacar fotos, Sol corrió a aplaudir y Alex a felicitarme…. Bajé, recibí abrazos, millones de felicitaciones, aplausos…. Y todo era casi un sueño…. Luego Pedrito, un corredor ciego de 67 años también subió al podio quedando en segundo lugar en su categoría y todos los Lynces estuvimos muy felices. Qué más puedo explicar…..! con fotos en los jardines del hotel, con la puesta del sol tras las montañas, con un atardecer increíble, sin frio y viento, en el césped impecable y las luces que comenzaban a encenderse y a desaparecer mi pobre resto visual con el ocaso, llegó Néstor, y saludamos a cada Lynce que se fue. Disfrutamos un rato más nosotros cuatro, nuestro “clan” y nos fuimos de allí con el último rayito de lusque se escondía. Mis hijas habiendo vivido una experiencia que no olvidarán, Nes orgulloso de su esposa, y yo…. Simplemente feliz y plena. El domingo amaneció lloviendo y con frio, dejamos la bonita casa de Carlos y nos fuimos al teleférico que vimos cada vez que íbamos al Llao Llao y subimos al cerro Otto a la confitería giratoria a pasear y yo a volver a marearme…. Jajajajaja….pero ya no importaba…. Desde allí arriba se ve todo el paisaje, los cerros, las islas en el inmenso lago Nahuel Huapi, los demás lagos, y toda la naturaleza que rodea el lugar. Cada momento fue para recordarlo, para grabarlo…. Cada lugar, cada historia de un Lynce y su superación a la ceguera, cada abrazo y cada palabra…. Cada triunfo del alma libre y capáz. Ésta carrera la viví con los pies más en la tierra que la anterior donde mi alma sólo estaba flotando, y me queda lo vivido como abono de mi espíritu, porque siento que crezco como persona en cada experiencia con los Lynces, porque encontré MI LUGAR, porque como dice Maria Josse, una hermosa Lynce, “cuando corro, veo”, porque el corazón que late fuerte, las piernas que avanzan, la familia que alienta, el guía que marca el ritmo, los pájaros que cantan, y los abrazos hacen florecer el alma. Yo estuve encerrada abatida por la Retinosis, sintiéndome la más grande de las perdedoras pero un día acepté ayuda, acepté desafíos y de a poco fui saliendo. Por eso narro éstas experiencias, para que quienes todavía están allí adentro, sepan que todos podemos hacerlo. No sé qué vendrá, pero por lo pronto voy a seguir entrenando, volando…. intentando…. solamente eso es ganar.

sábado, 11 de octubre de 2014

NO HAY LÍMITES....

En la cima de una gran cuesta, justo donde comienza a bajar, la ruta serpenteante entre las montañas se me perdía, allá lejos…. Enmarcado entre los verdes árboles y pinos, las cumbres con nieve, los sonidos de los arroyitos y los cantos de los pájaros…. Bajo un cielo azul que se reflejaba en los lagos, agradecí a Dios por ese momento y por todo lo que estaba viviendo, conteniendo las lágrimas y transformándolas en energía para correr. Estaba en mitad de la carrera, corriendo, volando por fin…. Alguna vez en ese camino, hace casi 20 años, cuando ni siquiera me imaginaba que sería una persona con discapacidad, haciendo dedo con mi hermano, en unas inolvidables vacaciones, nos levantó alguien que nos habló de una manera muy especial, que nos hizo un “click” haciéndonos reflexionar y entender que los límites muchas veces nos los ponemos nosotros mismos, y cuando nos bajamos de esa camioneta, mi hermano y yo, estábamos sin palabras, con el alma en la mano, convencidos que ese SER era un ángel, que nos acababa de dejar una gran enseñanza con todo lo que nos dijo y con la paz con la que hablaba. Y SUPE que NO HAY LÍMITES, lo aprendí allí, en la ruta de los 7 lagos, junto a mi hermano Gustavo…. La vida trajo muchos cambios, me vine al sur a cumplir mis sueños porque yo SABÍA que NO HAY LÍMITES…. Y la cosa se puso fea, a veces muy dura, y llegó la Retinosis y la Maculopatía y se comieron mis retinas…. Y sentí que sí había límites. Pero mi alma “testaruda” no se rindió, aunque una parte sí quedó adormecida.... y cambié el mar por la cordillera, y aquí me refugié, con mi esposo y mis hijas que me dieron fuerzas para no rendirme del todo…. Y, como ya he contado antes, llegó ésta milagrosa invitación a la carrera Hi-Tec…. En los 7 lagos…. Donde aquel ángel me hizo saber que no existen los límites si uno así se lo propone…. Y con ayuda entrené y llegó el día de ir a enfrentar ese maravilloso desafío, de encontrarme con Los Lynces que me abrieron los brazos y el corazón…. Y junto a mi familia y mi guía y profe partimos el sábado 4 de octubre bien temprano hacia Villa La Angostura, con ansiedad y emoción…. Al llegar y encontrar el lugar donde estaban todos los Lynces reunidos fue como estarjunto a viejos amigos, a los que conocía a través de internet pero era como reencontrarnos con un abrazo fuerte con cada uno y una enorme felicidad de estar juntos. Durante todo el sábado estuvimos con montones de actividades, los recorridos para las fotos en los distintos lugares que brindaron hospedaje a todos los corredores y guías, la charla interna, las acreditaciones y charla técnica con la gente organizadora de la carrera, con los 700 corredores, entre los cuales sólo éramos nosotros Los Lynces (13 corredores y sus guías) los únicos con discapacidad, y vino un momento en el que la emoción me llenó el alma. En medio de la charla técnica, frente a una enorme pantalla, quienes explicaban las reglas y pormenores de la carrera contaron que Los Lynces seríamos parte de ese evento, y nos hicieron pasar, ya casi de noche, con los bastones y acompañados por nuestros guías pasamos al frente, y al abrirme paso junto con mi guía escuché los comentarios de admiración de los corredores convencionales que se preguntaban cómo haríamos… y cientos de aplausos cerrados nos abrazaron, y los flashes se disparaban por todos lados… y yo casi no podía contener las lágrimas…. Ya estaba con el alma fuera de mí y aún cuesta que entre otra vez en mi cuerpo. Por la noche tuvimos una cena de hidratos de carbono preparada por una escuela de gastronomía donde los alumnos participaron en juegos muy divertidos con nosotros y fue genial, nos reimos hasta llorar y comimos riquísimo!. Luego de eso… a dormir…. Vendría el gran día y había que madrugar…. Aunque casi no dormí de la ansiedad…. Por fin, el domingo 5 de octubre había llegado, me preparé tanto para ese día…. Y a las 6.00 hs. nos levantamos, me vestí con mi ropa especial para la carrera, calzas, tobillera, zapatillas, la remera Hi-Tec que nos dieron, abrigo para la fría mañana y nos fuimos al encuentro de los Lynces, en el lago Espejo. Allí estaba mi guía, mi equipo de 50 K. y los Lynces y sus guías de los tres equipos. A las 8 hs. Largó la carrera de 100 km. Donde había dos equipos Lynces y a las 9 hs. La de 50 km. Que era la que corría mi equipo, yo tenía la cuarta posta. Desde la largada de la primer dupla de Lynce y guía (Marga y Cris), con una bruma que hacía que el lago no se viera,nos disparó la adrenalina. El resto del equipo íbamos en la trafic, alentando y pasándoles agua hasta el final de esa posta.. Las chicas corrieron y al llegar subieron a la trafic y avanzamos hasta la siguiente posta donde largaban Fer y José… El sol salió esplendoroso y la bruma se fue dejándonos un día soñado. En cada trayecto, cada parada, cada minuto que pasaba, todo era alegría, aliento, risas, paisaje infinito de lagos que uno tras otro van pasando, uno más deslumbrante que el otro, , las montañas y el camino sinuoso que sube y baja… y la unión entre los miembros del equipo crecía y crecía…. Comimos, tomamos litros de agua, cantamos, reimos muchísimo, alentamos a todos, y disfrutamos de cada postal que se nos abría en las paradas, describiendolas a quienes ya no ven nada y yo, intentando percibir lo más posible dentro de lo que me deja mi resto visual. Llegó la tercer posta, la de Fer y Lucas, dura, difícil porque Lucas, el más jovencito, se lesionó…. Ya eran las 14.30 cuando terminaron con gran esfuerzo su recorrido…. Y a las 15 hs. Largaba MI posta…. Y llegamos justo10 minutos antes como para entrar en calor…. Aunque yo tenía tanta adrenalina, tanta emoción que ya estaba más que en calor…. Pero mi profe, que es muy consciente, me hizo prepararme igual….y allí estaban mi esposo, mis hijas, mi profe Ceci, mi otra guía con la que entrené todo éste tiempo y una amiga…. Y nosotros…. Listos…. Con el número de mi equipo en el pecho y el chip en la zapatilla…. A correr…. SIN LÍMITES…. Gustavo y yo…. (no mi hermano, sino mi guía, que por CASUALIDAD también se llama así)…. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…. Todos a coro en el conteo… y salimos! Allá fuimos, y nos alejamos escuchando los gritos de aliento de la gente que nos quiere…. Pura felicidad, la adrenalina se me salía por los poros, y el corazón me movía las piernas…. Gus, mi guía y profe me indicaba qué venía, regulaba el ritmo, y unidos por la soguita corrimos muy bien. De entrada tuvimos bajada con lo que me facilitó el cambio de aire, y después vino una laaaarga y empinada subida. Pero la hicimos excelentemente y comenzamos a pasar corredores que ya cansados bajaban el ritmo o caminaban…. Pero Gustabo y yo no dejamos de correr. Mis compañeros de equipo alentaban desde la trafic y nos pasaban agua al igual que mi familia desde el auto y la profe y amigos desde otro auto, sacándonos fotos, gritándonos cosas lindas y haciendome más feliz aún. Los otros corredores y sus equipos también nos alentaban, nos aplaudían, y no podía parar de sonreir, especialmente al escuchar las vocecitas de mis hijas gritando: "fuerza mamá!.... te amo!!!"... Concentrada en las indicaciones de mi guía, escuchando los sonidos de la naturaleza y observando todo lo que más podía, corrí sin cansarme, disfrutando, y sintiéndome absolutamente plena. Mi alma flotaba, mi corazón saltaba, mis piernas avanzaban y mis ojos se llenaban de paisaje que increíblemente podía distinguir muy claro para lo normal en mi, porque el día era extremadamente brillante. Hasta el viento fresco venía a favor…. Y cuando llegamos a la cima de esa larga cuesta ví el camino sinuoso que seguía, bajando y perdiéndose entre las montañas…. Y le dije a Gus: “Hasta veo, Gus”…. Y sentía ganas de llorar de alegría, y agradecí a Dios y la Virgen por darme tanto…. Y entendí que ese cielo azul y claro es el límite. Esa es la imagen, la que me guardo representando todo lo que viví… esa sensación, ese sentimiento. Correr es majestuoso! Mis compañeros venían a darnos agua y la familia y amigos seguían alentando…. Y al dar la vuelta en una curva Gustavo me dijo que faltaban 500 mts. Para llegar, al final de la bajada estaba el fin de la posta…. El fin de los 10.4 km. Y comencé a acelerar, cada vez más rápido obligando a mi guía a acelerar también…. Y más y más…. Y llegué a la meta como si me persiguiera una manada de jabalíes, con mi guía siguiendomme agarrado de la soguita, y al bajar del asfalto de la ruta a la banquina donde estaba la meta había un desnivel que Gustabo quiso anticiparme pero yo venía tan rápido que sólo pude saltar y medio caer pero él me tiró hacia arriba y seguimos hasta entrar en el corralito que marcaba nuestro fin de recorrido…. Jajajaja…. Nunca olvidaré el abrazo que me dieron mis compañeros de equipo!!, y llegaron mis amigos y mis hijas y todo era una felicidad tan absoluta que no será nada igual luego de eso en mi vida. Y hubiese podido seguir… tenía fuerzas para hacerlo y me sobraba adrenalina!. No sé si es posible transmitir la sensación, la emoción, la felicidad…. No sé si puedo expresar en palabras los sentimientos tal cual fueron, no hay vocabulario suficiente….. El final de la carrera fue ya en San Martin de los Andes, con la llegada de la última posta que corrieron Marga y Cris otra vez y a las que nos unimos todos los miembros del equipo los últimos 150 mts para hacer la entrada todos juntos, con Lucas lesionado y todo…. La plaza era una fiesta, los equipos que ya habían llegado, la gente, la música, y nos pusieron medallas y todos los Lynces estuvimos unidos. Néstor junto a Mora y Sol esperaban con Nico, el hijo de José Luis, un corredor ciego, Lynce parte de uno de los equipos que hizo la carrera de los 100 km. Y allí estaban todos recibiéndonos con carteles de amor y orgullo. Tras los abrazos, las medallas y las felicitaciones subimos al auto y volvimos a Villa La Angostura, recorriendo todo el camino de manera inversa, ya de otra forma, observando lo empinado de las cuestas que habíamos corrido sin darnos cuenta, al menos yo…. Y viendo el sol caer tras las montañas reflejadas en los lagos volvimos a la cabaña. Me quedé a bañarme mientras Gustavo y mi familia fueron a comprar para cenar, en ese rato sola, en silencio, mi cabeza estaba llena de imágenes, mi alma plena y mi corazón explotaba de felicidad…. Comimos unas pizzas y hablamos mucho de todo lo sucedido. Y antes de finalizar la noche fuimos a saludar a los Lynces que estaban en un restaurant y recibí felicitaciones por mi loca entrada a la meta y me dijo Alex, la organizadora, que mi posta era de las más difíciles, aunque no lo sentí… Dormir…. Poco, mi cuerpo no estaba cansado y mi mente llena de emociones. El lunes a la mañana fuimos a ver a José Luis y Nico y hacerle una nota para nuestro programa de radio. Y luego buscamos a Gustavo en la cabaña donde paraba y saludamos a los Lynces que allí se hospedaban. Con abrazos sinceros, promesas de estar en contacto y volver a vernos nos fuimos a desayunar a un bonito lugar de Villa La Angostura y emprendimos el regreso a Bolsón (unas 2 hs. y media de viaje)parando en miradores para sacar las últimas fotos en medio de una mañana brillante de sol que hacía que los lagos se vean como espejos con el fondo de las montañas con sus cumbres blancas destacándose en el cielo azul y reflejadas en el agua mansa y cristalina. Ya pasaron varios días, pero mi vida no es igual ni lo será. Todavía tengo el alma al aire…. La próxima carrera es el 13 de diciembre en Llao Llao, y obviamente ya estoy preparándome para eso. Volveré a correr, a estar con los Lynces, a disfrutar, a contemplar, a escuchar y sentir…. Porque como dicen, “Ojos que no ven, corredor que siente…”, y verdaderamente SE SIENTE! En los 7 lagos despertó esa parte de mi alma que estaba dormida, que quizás a veces dudaba de la ausencia de límites, volví a reafirmar aquello que hace años entendí allí, y mi certeza es total. NO HAY LÍMITES!!

jueves, 25 de septiembre de 2014

AVANZAR, CURAR LAS HERIDAS Y NO RENDIRSE JAMÁS

Ya estamos en fines de septiembre… llegó la primavera, al menos en el calendario, porque los cerros están cubiertos de nieve y el frio no se va. Los árboles ya se pintaron de colores, de miles de florcitas blancas los cerezos y de rosa los ciruelos, las plantas ya brotaron y se mezcla la nieve con la nueva primavera. Yo capto poco con mi Retinosis pero el perfume de los aromos colma el aire todavía helado. Ya viene octubre….y ya llega el día de la carrera…. Esa que acepté correr hace algo de 3 meses, cuando parecía que faltaba una eternidad, ahora falta casi una semana. En éste tiempo desde que acepté el desafío, sin entender cómo me había llegado esa propuesta A MÍ (y sin entenderlo todavía), corrí, corrí y corrí, y me lesioné dos veces, y me repuse dos veces también, primero el tobillo con lo que tuve que parar 15 días, pero tras eso volví a empezar con los entrenamientos, y más tarde la rodilla, con la cual estuve muy dolorida y realmente con miedo de no llegar a tiempo ya que según el pronóstico del médico, que por suerte se equivocó, no me alcanzaría el tiempo que me quedaba para recuperarme y volver a empezar… pero con el apoyo incondicional de mis profes Ceci y Gus pude aliviar el dolor, recuperar la rodilla y el tiempo …. Y con mi ansiedad que quería más y más, con entrenamiento y la determinación de ellos de que no abuse, que me cuide, que lo lograría, que completaré mis 10.4 km. En subida, llegué a éste punto donde estoy, sin dolores, fuerte, y con la certeza que lo lograré. En todo éste tiempo pasaron muchas cosas, hago cada vez más, los entrenamientos, mis hijas, mi marido, los dos programas de radio, la actividad en A.DI.VI., la casa, la choco, las mascotas…. Etc. Etc….. pero qué lindo es hacer tantas cosas!.... y no estar escondida como antes, pensando que no servía para nada…. Las cosas cambian, uno puede hacer que cambien, sólo hay que quererlo y trabajar por eso…. No es nada fácil, porque volver a correr, por ejemplo, me implica algo que yo no hacía, PEDIR AYUDA, porque tengo que correr con guía y eso significa “depender” de otro, coordinar los tiempos y aceptar la ayuda, y creo que es lo más difícil de lograr. Puedo correr bajo la lluvia, con un frio tremendo, con sol, con rodillera y tobillera como si tuviera una pierna biónica, con anteojos y gorra para no encandilarme del todo, con soguita corta o larga, en asfalto otierra, dando vueltas en la pista o en el medio del paisaje imponente de la Comarca… pero para eso tuve que aceptar ayuda,. La primera vez me costó, me sentí rara, atenta a las indicaciones de mi guía, tratando de captar el camino por las dudas…. Y tras todo éste tiempo, ya puedo correr confiada y feliz, disfrutando de los aromas, los enormes pinos verdes que van pasando al lado mío mientras corro dejando lugar a las montañas aún con nieve que se asoman cuando ellos se corren, captando el azul del cielo o las gotas de lluvia en la cara…. Y cómo se disfruta correr !!!! En pocos días estaré en Villa La Angostura, el paraíso terrenal, lista con los Linces, el equipo del que formo parte, para correr la carrera, en el camino de los 7 lagos, con mi familia, mi profe y guía, mi otra profe y mi otra guía. En verdad mucha gente , más de lo que hubiera imaginado, para acompañarme en éste desafío, el primero de muchos que vendrán. Y mi pequeña Sol me preguntó: -“Qué vas a hacer después de la carrera?, vas a seguir corriendo?”. Y yo le dije que voy a seguir…. Claro que sí, porque en cada paso que doy, que avanzo, que el paisaje se mueve, voy dejando atrás las limitaciones y los NO. Avanzar, avanzar, de eso se trata, y disfrutar lo más posible, y levantarse cuando caemos, respirando hondo, curando las heridas y volviendo a empezar… y NO RENDIRSE JAMÁS!

martes, 1 de julio de 2014

Volver a volar

Es invierno en la cordillera patagónica. Las heladas son muy intensas, tanto que no se descongelan y cuando sale el sol, lo que queda a la sombra, sigue con hielo…. Y así, la sombra de un árbol está blanca en medio del pasto verde, y mis nenas corren a pisotear para quebrarlas láminas de hielo con formas. . Hay días muy grises y otros con un ténue sol que no alcanza a entibiar... pero para calentar el cuerpo nada mejor que hacer ejercicios, y para calentar el alma nada mejor que el cariño de la familia y los amigos. Sabemos que quienes vamos perdiendo la vista nos metemos en la guarida y pensamos que no saldremos de allí ni locos, que todo lo que hay afuera es incertidumbre, riesgos, vértigo, oscuridad, da terror pensar en hacer el ridículo por no ver y resignamos hasta lo que más nos gustaba hacer porque estamos convencidos que no podremos, además que odiammos molestar y estar pidiendo a los demás ayuda, nos molesta muchísimo depender de otro para lo que sea…. Así que bajo ningún concepto saldremos de la guarida, que es el nidito seguro donde nos escondemos como pájaros heridos. Y un día, asomamos la naríz hacia el exterior, por alguna razón, y ahí, sin darnos cuenta vamos sacando una partecita más de nosotros hacia afuera… y cuando reaccionamos estamos totalmente fuera, y nos entra un vértigo tremendo y hasta queremos regresar… pero ya es tarde, ya estamos muy involucrados en la vida exterior. Eso, por supuesto me pasó a mí también. Salí en contra de mivoluntad, apenas asomándome y sólo por mis hijas que me necesitaban. Y ya fuera de mi guarida hice más y más, tuve que empezar a usar el bastón, mi sable láser verde, para ir más segura, y aunque al principio me daba mucha vergüenza, me di cuenta que iba más protegida y podía dejar de depender de mi esposo. Tras eso encontré que la gente, en general, me ofrece ayuda, es súper amable conmigo porque notan que no veo y así evito sentirme ridícula intentando hacer cosas que no logro. Y me involucré tanto con nuestro grupo A.DI.VI. (amigos discapacitados visuales), que fui muy visible para los demás…. Y así estuve en cada campaña, dando charlas en las escuelas junto con mis compañeros, en los medios de comunicación, haciendo deporte…, me puse las pilas con todo para el programa de radio al que nos invitaron a participar. Dale y dale, y uno ya no piensa en los límites , sólo a veces,… y un día alguien te detiene repentinamente , de un solo golpe te hacen sentir frágil y dan ganas de salir corriendo a guardarse otra vez en el nidito que era seguro y confiable , que eso de intentar volver a volar no es para los que vemos tan poco o nada, porque salen a flote todas las inseguridades. Así me pasó hace varios días, tuve una discusión con alguien que me acusaba de cosas, que me levantó la voz y me trató muy mal, “que no entiendo”, que soy esto y aquello …. QUÉ LOCURA!!.... si yo todo lo que quiero es utilizar esto que me pasa con la vista para hacer cosas positivas, y que la gente sepa qué es la discapacidad visual, que se puede salir adelante y ser feliz… y yo que no peleo ni con el perro, que evito los momentos tensos, que trato de ser positiva, me encontré con un par de tipos que usan a las personas con discapacidad y no me pude quedar callada… y me ligué un despelote bien feo, y es que algunas personas no soportan que otras que tienen discapacidad muestren sus capacidades, ellos prefieren tenernos lástima y como creen que somos tontos, pretenden usarnos…. Pasé un momento horrible, Pero fue tan grande el sunami de amor que recibí tras eso, el apoyo de mi gente, amigos, familia…. Que lloré dos días, el primero de angustia y el segundo de emoción y agradecimiento…. Y así, como esas cosas que pasan, me llegaron invitaciones que me dejaron tan sorprendida por llegar en el momento justo. Cuando todavía siento vergüenza de pedir ayuda, los Linces, corredores con discapacidad visual, me invitaron a una carrera, en el lugar más hermoso que pueda haber, en el camino de los 7 lagos, y con bastante miedo dije que sí… y tuve que pedir ayuda para entrenar, obviamente necesito un guía, y Néstor, mi esposo, se puso las zapatillas y me hizo el aguante en la pista y aparecieron voluntarios maravillossos que se ofrecieron a correr conmigo, resignando su propia comodidad, teniendo que ver por mí y por ellos. Mi profe de deporte tendió los hilos y me facilitó todo. . Corremos en caminos bellísimos entre nogales inmensos, bordeando el río Azul, al pie de la montaña, y me hace muy bien, aunque me cuesta todavía aceptar que sólo puedo correr con guía… pero al fin correr, volver a correr… no como antes, cuando corría sola en Pto. Madryn a orillas del mar, por la arena mojada, viendo las ballenas y las gaviotas, en total libertad enfrentando el viento y aliviando el cuerpo y el alma, sino como lo puedo hacer ahora, adaptándome a ésta vida con baja visión, acompañada y por los caminos de la Comarca Andina, escuchando los pájaros y percibiendo el aire helado y con aroma a humo de chimenea… es como volver a volar… La otra invitación que recibí es la de la gente de FM Patagonia Andina, una radio muy escuchada por éstos lados, para hacer un programa desde A.DI.VI. con todo lo que tenemos para mostrar y compartir…. Y si bien nosotros ya éramos parte de un programa en otra radio, siempre nos quedaban cosas fuera porque la hora de programa es compartida. Y ahora estaremos en dos programas, el que compartimos y el nuestro, desde donde tenemos la posibilidad de llegar a más personas que están en sus casas y por algún motivo sienten que no pueden salir adelante. Les queremos contar que sí se puede, les queremos hacer compañía, acercarles historias, música, audiolibros, y todo lo que podamos hacer para dar una mano. Y llegaremos por el aire, volando,hasta donde nos quieran escuchar. Así que por más que quisiera ya no podría volver a mi guarida. Debo entrenar, armar el programa de radio, atender mi familia, el estudio de mis niñas,la chocolatería (que está muy tranquila), y siento que ya no puedo volver atrás. Cada reto que acepté me ocasionó un torbellino de ganas mezclada con miedo… pero en cada camino que tomo no estoy sola, tengo la enorme suerte de tener gente maravillosa a mi alrededor en la que puedo apoyarme y sentirme respaldada. Salir a correr en éste invierno, bajo la llovizna o con un día soleado donde la nieve de los cerros cortan el azul del cielo es uno de losplaceres más grandes que puedo darme, y mientras las piernas avanzan y el aireentra a mis pulmones me resulta casi raro de creer que lo estoy haciendo, era algo a lo que me había resignado a no volver a hacer… Y preparar los temas de los que hablaremos en nuestro programa sintiendo que hay alguien del otro lado al que le puede servir, son dos cosas que no dejan de sorprenderme. Yo ya tenía mucho, mis hijas, mi esposo, mi familia incondicional (hermanos, mamá , papá y abuela), amigos que no dejan de hacerme florecer el corazón, y si bien hay cosas que no tengo, por la economía, por la Retinosis, por los derechos que no se cumplen, todo esto que me hace feliz pesa muchísimo más en la balanza, y seguiré luchando por lo que queda por lograr, a pesar de los miedos y la gente intolerante. Y cuando me asaltan las incertidumbres y me pregunto si no era mejor cuando estaba “escondida” pienso que no hay nada mejor que volar. No es fácil, nada fácil, pero las cosas aparecen en la vida cuando abrimos la puerta para que entren, y a veces entran cosas negativas, a esas hay que sacarlas de un empujón y listo. En ésta comarca Andina, entre montañas y lagos, bajo el cielo limpio atravesado por pájaros, bajo la sombra de los árboles sin hojas del invierno y los pinos eternamente verdes, vivo yo, una simple persona que casi no ve, con ciertas carencias materiales pero multimillonaria en afecto, y no tengo palabras para agradecer las muestras de cariño y la comprensión. Correré, saldré al aire en dos radios, y cuando me sienta mal, insegura, frágil, aterrada, lo diré y siempre habrá buenas personas para reconfortarme . Amigos, suelten las alas, no teman a la oscuridad, vuelen libres y felices, que sí se puede volver a volar.

martes, 20 de mayo de 2014

EL CANTO DE LOS PÁJAROS TRASPASA LA NIEBLA.

Ya las hojas de los árboles cayeron, sólo quedan verdes los pinos, las araucarias, los cipreses, los alerces y todas las coníferas. El frio se instaló en la cordillera patagónica y el aire huele a leña encendida. Los días son cortos, amaneciendo casi a las 9 hs y oscureciendo a las 18.30. Los cerros y la cordillera ya muestran nieve en las cumbres y los días cambian de algo soleados a muy nublados y grises, cosa que nos complica mucho a quienes vemos tan poco. En ésta época suele haber niebla, mucha a veces, con lo que todos terminan viendo como veo yo normalmente,pero que para mi es entrar a la ceguera aunque sea de día. Hace un par de mañanas, caminaba desde casa hasta la chocolatería con las nenas, era una mañana muy fría y nublada, de esas en las que yo distingo menos que nunca, y por la calle de ripio por donde caminábamos encontramos cientos de gorriones, que según me lo describían ellas, eran amarillos y gorditos, estaban en el piso, caminando también, lo más tranquilos, y con cuidado pasamos entre ellos y estaban tan felices que ni se asustaron. Pareciía como si esa mañana todas las aves se hubieran puesto de acuerdo para dar espectáculos. Los colibríes pasaban velozmente sobre nuestras cabezas con su silbido tan agudo y particular…. Avanzamos otra cuadra y escuchamos un gran concierto de distintas aves que volaban en bandadas “inclusivas”, ya que juntos volaban teros, bandurrias y cientos de loritos de montaña que, como se sabe por éstos lados, bajan cuando cae nieve en los cerros que nos rodean, y que hacen mucho canturreo. Justamente esa combinación de aves tan ruidosas nos llamó mucho más la atención, mis nenas las veían, obviamente yo no, sólo las escuchaba y su canto se imponía en la tranquila mañana de otoño bolsonés y al no haber edificios en éste pueblo, las aves vuelan muy bajo y van de acá para allá libremente. Ese gran concierto de teros, loros y bandurrias me despertó de un letargo en el que estaba metida. Es que si bien no veía las aves sí podía escucharlas y disfrutarlas. Yo siempre escribo en positivo, trato de tomar todo así, y transmitir el mensaje que alienta a no aflojar. Pero en el último tiempo, noté que ya no puedo salir a la calle sin mi bastón, que cada vez distingo menos, y entre la alegría de enfrentar el desafío y lograr andar sola en la noche, sólo con mi bastón y llegar a donde necesito ir, el esfuerzo de hacer más y más cosas que antes pensaba que no podría hacer, las obligaciones que impone la vida y actividades de mis niñas teniendo en cuenta que mi marido viaja y no puede ocuparse de ayudarnos, aparece la impotencia, la resignación triste de aceptar la cruda realidad y darme cuenta que la vista es menos, que las luchas son más, que los ojos molestan más de lo que sirvben, que ya no puedo andar sin mi bastón verde. No sé si es la época del año, la poca luz de los días otoñales casi invernales, las calles cubiertas de hojas que no me dejan captar ningún contraste, o simplemente la Retinosis me dio otro de sus embates y ahora tengo que volver a adaptarme a que la niebla no es la del momento del año sino la de mis ojos, y que cada vez quita más y más…. Noto que la gente es amable conmigo cuando se dá cuenta que no veo, que me ofrecen ayuda y yo acepto agradecida, y eso es una caricia al alma. No podía escribir en éste último mes que pasó porque no podía expresar mis sentimientos tan ambiguos, entre el orgullo por los logros y la decepción por la neblina cada vez más densa en mis ojos. Pero como hacemos todos quienes estamos en esto, le ponemos el pecho y salimos a flote, por suerte hay mucho por lo que hacerlo… POR NOSOTROS MISMOS!. Pero es duro que mis hijas me muestren sus dibujos bien remarcados para que los vea, me lo pongan a la luz y aunque les digo que están hermosos ya no distingo nada, sólo un papel, pero no quiero entristecerlas diciéndoles que ya no puedo ver sus “obras de arte” ya que si bien antes casi no las veía, con mucha luz ycolores fuertes, más la descripción de ellas, algo distinguía. Y no conozco la letra de mi nena más grande y la de la chiqui que ahora está aprendiendo a escribir ya en su primer grado…. Y esas cosas a las que no les hago caso, donde no me suelo detener para no amargarme ni pensar en lo que no puedo y concentrarme en lo que sí, por un pequeño tiempo me invadió. Uno se pierde de mucho, no se puede negar, y donde más duele es cuando se trata de cosas de nuestros hijos. Y a veces esos sentimientos de tristeza e impotencia se meten dentro de uno y nos nublan todo aún más. Pero ya pasó, el concierto de aves juntas llenando de sonido el cielo, buscando nidos, calor, escapando de la nieve, alegrando los sentidos de quienes quedamos en el suelo mirando hacia arriba aunque sea por puro instinto, me hizo reaccionar. Ya no veo esas aves, ni su color ni su forma pero su canto llena el alma y con una mano tomando la manito de Sol y en la otra a Mora, mis dos luces del alma, pudimos disfrutar un concierto inigualable, único, armonioso y liberador. Ponerse en positivo es una forma de vida, pero somos seres humanos, a veces flaqueamos, y supongo que es normal, pero siempre hay algo que nos hace reaccionar, despertar, retomar el sendero por el que cuesta tanto andar a tientas. Hay amigos muy queridos que atravéz de la distancia se hacen presente, hay manitos tiernas que nos toman para seguir, hay amor, hay vida, y muchos pájaros en el cielo que cantan para nosotros, y su canto traspasa hasta la más densa niebla.

lunes, 14 de abril de 2014

UN SENTIDO QUE SE PIERDE, EL SENTIDO QUE APARECE....

La vista es un sentido fundamental, porque la usamos para todo, hasta para caminar… y cuando la perdemos, cuando todo se nubla y no se vuelve a aclarar, cuando no distinguimos lo que tenemos frente a la cara, sentimos que nada tiene sentido, que la vista es todo… que no podremos hacer nada sin ese sentido fundamental con el que creemos que se puede todo. Cuando nos atrapa la noche, cuando nos damos cuenta que no lo podemos solucionar, que tendremos que vivir así, y convivir con el miedo a que lo poco que nos queda, en el caso de quienes todavía tenemos un mínimo resto visual, se vaya, llegamos a pensar que la vida así no tiene sentido. Yo pasé por eso, claro que sí, como todos los que tenemos Retinosis, Stargardt, Retinopatías, etc… y con todos los miedos que uno pueda sentir, llegué a pensar en que mi vida no valía nada. Yo tenía una amiga que quería con el alma, con la que había compartido muchos momentos buenos y malos en Puerto Madryn y que luego de perder el contacto varios años nos reencontramos aquí, en la cordillera, cuando ella llegó buscando éstos paisajes, las montañas, las flores, los pájaros… y encontrar su paz interior. No tenía ninguna enfermedad ocular pero no era feliz. Y ella un día decidió terminar con su vida, y un dolor indescriptible me invadió y ella no supo lo importante que era su vida paramí. Yo no entendí, o quizás sí la entendí, pero el vacío que dejó no se llenará jamás… y espero con todo el corazón, que esté donde quería llegar, que haya encontrado la paz. Como amiga, aprendí la lección más dura que jamás alguien me hubiera enseñado. Yo estaba en pleno proceso de pérdida de la vista, y me parecía que era lo único en el mundo, sólo me lamentaba por mi “desgracia”, no hablaba con nadie, me escondía,y jamás vi que ella necesitaba ayuda. Creía que la pérdida de mi vista era lo peor que me podía pasar, y lo único importante. Estaba ciega sin estarlo. De la peor manera entendí que la vida es mucho más que mis ojos. Mi corazón tiene una cicatriz, que me cambió para siempre. Mi amiga Eli nos dejó en otoño y cuando los cerros se cubrieron de nieve sin ella, los miré, los ví, y comprendí que si uno sale de su propio encierro y mira alrededor, “verá” que hay mucha gente que necesita ayuda, una palabra, un hombro donde apoyarse, una mano que ayude a dar el primer paso para salir del pozo, y yo lo tengo presente cada día de mi vida. Mientras más se va éste sentido de la vista, más me doy cuenta el verdadero sentido de todo. Cuando entro a internet y encuentro personas que están tristes, que creen que no pueden más, que tienen hijos pequeños con problemas visuales, que tienen un diagnóstico malo, y yo puedo hacer algo por ellos, lo veo más claramente. No pude ayudarla a ella, por mi propio egoísmo de creer que lo que me pasaba a mi era lo peor, pero tras eso aprendí a “mirar” a los demás, y formamos el grupo ADIVI, amigos discapacitados visuales, donde las personas que pasan por lo que pasamos los que perdimos la vista nos encontramos y nos apoyamos y salimos adelante juntos. Ahora con el programa de radio “Sin límites” con el que pretendemos llegar a las personas que no salen de su casa, para que juntos encontremos los caminos por donde se puede llegar cada vez más lejos, y en todo eso, encuentro el sentido de haber perdido la vista. Cuando una persona me escribe un mensaje y yo puedo contestarle con unapalabra de aliento, cuando desde ADIVI podemos contener a alguien que está triste por no ver, cuando mis hijas se enorgullecen de escucharme por la radio, cuando la historia de alguien me emociona y me alienta a seguir, cuando conozco personas que han llegado tan lejos a pesar de su discapacidad visual o de cualquier otra discapacidad, cuando noto que nuestro enorme cerro Piltrikitrón está cubierto de nieve y parece bañado con merengue, cuando las manos de mis pequeñas me tocan con su suavidad, cuando el otoño me hace sentir el aire frio y el olor a leña que sale de las chimeneas encendidas … recuerdo que todo tiene sentido, que vale la pena vivircasi sin ver. Ojalá siempre pueda ser parte de ésta maravillosa cadena de personas que salen adelante y dan aliento a otras… y que entre todos, sin importar dónde estemos, hagamos florecer las fuerzas de quienes están atrapados por la desesperanza. Y que Eli sea hoy un hada feliz viviendo en el bosque más hermoso, rodeada de flores, aves, bellos aromas, otras hadas alegres y que sus ojos enormes y su hermosa sonrisa siempre vivan en algún lugar . Al menos sí viven en mí y en cada paisaje, en cada lago azúl, en cada pino siempre verde, en cada persona a la que le doy mi mano amiga. (Para ella escribí un cuento que se llama:”Élika, el hada de la amistad” con el que participé acompañando a mi hija en la feria del libro de nuestro pueblo… y con el que gané una medalla…) El cuerpo tiene cinco sentidos, el alma muchos más… perder el sentido de la vista no es perder todo, puede ser elinicio de encontrar elsentido de la vida. Y la vida es hermosa!

sábado, 22 de marzo de 2014

Al caer el sol...

Una característica de la Retinosis Pigmentaria es que nos quita la capacidad de ver en lugares oscuros o después que cae el sol, la “ceguera nocturna”. Ese síntoma es típico pero yo no supe que tenía Retinosis sino muchos años después que perdí mi capacidad de ver por la noche, y tras miles de trucos que adoptaba para guiarme por las calles cuando me atrapaba la oscuridad, comencé a dejar de salir tras la puesta del sol…. Al revés que los vampiros. Me rendía ante la oscuridad de la noche y me “escondía” hasta el día siguiente. La querida retina, allí está, tratando de captar algo…. Y hay un momento del día, cuando cae el sol, que ya no capta nada. Es ese momento que oscurece pero no lo suficiente para que se enciendan las luces de las calles, por ejemplo, y si a uno lo sorprende fuera del lugar conocido, puede ser un momento complicado…. Eso venía pensando en el camino de vuelta de Villa La Angostura hacia Bolsón. Caía la tarde y ya nos íbamos luego de pasar dos días maravillosos en el lugar más hermoso que mis pobres retinas hayan visto. Y aunque nos tocó llovizna y frío para mostrarnos que el paraíso comienza a vestirse de otoño, pudimos disfrutar de los bosques húmedos con aroma a pino, las flores que aún persisten del verano que se despide y que brillan con las gotitas de lluvia en sus pétalos coloridos, (que si las viera bien seguramente podría describirlas mejor), pero igualmente las noté bellísimas, imponentes montañas cubiertas de enormes coníferas y árboles que ya comienzan a cambiar de tonalidades de verde a ocre y rojizo, y el lago impecable por el que, por esas cosas de la vida, y sin pensarlo, paseamos en velero sin importar si nos mojábamos un poco, donde mis hijitas timonearon y con el viento y la llovizna en la cara estuvimos en medio de el mágico lago Nahuel Huapi. Por la noche, y tras la contínua llovizna la carpa se mojó bastante con lo que nos fuimos a dormir al auto y mientras, un perrito travieso rompió el mosquitero y se llevó las galletitas…. Pero eso no nos empañó en absoluto el paseo, tampoco el frío ni la lluvia, al contrario, hicieron que sean nuevas aventuras para recordar…. Recorrimos, fuimos a miradores desde donde el magnífico paisaje del inmenso lago con el cielo gris de nubes cargadas se contempla rodeado de las montañas ya otoñales, caminamos por los bosques, por el pueblo de cuentos que es Villa La Angostura, visitamos los muelles, las playitas que conservan las cenizas volcánicas de hace unos años cuando el volcán Copahue tapó literalmente el pueblo con sus cenizas, jugamos con perros que nos venían a saludar, escuchamos los colibríes que continuamente sobrevolaban nuestras cabezas, observamos cisnes, patos, y sentimos bajo nuestros pies la humedad de un bosque de árboles tan inmensos que parecíamos pequeñas hormiguitas entre ellos. Para despedirnos, pasamos por última vez al muelle de Puerto Manzano, una pequeña bahía que el lago hace entre el bosque y que desde su pintoresco muelle de madera uno parece entrar de pleno a la naturaleza, ya caía la tarde, y estaba muy nublado, y en el momento que estaba parada en el muelle, tratando de fijar las imágenes en mi memoria, se terminó mi capacidad de distinguir. No estaba de noche aún, pero el bosque oscurecía el lago y ya no vi más nada. No dije nada, sólo tomé la mano de mi esposo y no la solté más. Las pequeñas recorrían y, entre risas, se despedían del paisaje que yo ya no percibía, y comenzamos a volver hacia el auto, los 4 de la mano, como solemos ir, como una cadena humana…. Y nos subimos al auto y emprendimos el regreso a Bolsón, unas 2 hs. Y media de camino sinuoso de montañas y lagos bordeados de pinos que yo ya no veía en absoluto, pero que sí sentía en el estómago en cada curva…. Los últimos destellos del día se apagaron entre las nubes oscuras y tras las enormes montañas y todo fue oscuro, al menos para mí, obviamente (por suerte no para mi esposo que manejaba….) Las nenas dormían en el asiento trasero y acompañados por linda música avanzábamos por la ruta hacia casa, yo, entre mi estómago medio revuelto por más Dramamine que me había tomado, trataba de relajarme y sólo notaba las luces de los autos que venían por la mano contraria y pensaba en que para quienes tenemos Retinosis, ese momento en que pasamos de ser una persona con baja visión a una persona ciega lo vivimos cada día, al caer el sol, y que en el fondo tenemos miedo de que no vuelva a amanecer para nuestras retinas algún día, porque me pasa que muchas veces que despierto en medio de la noche y no sé qué hora es, miro en dirección hacia la ventana, y al no ver luz, un miedo inconsciente me asalta, y busco encontrar algo que tenga luz, como el celular, un velador, algo que pueda encender y me indique si es que ya no veo o es que sólo no amaneció, y al notar que puedo ver la luz, vuelvo a dormir esperando la mañana y con ella otra vez ver, muy mal, pero ver. La verdad, ya no recuerdo cómo era ver por la noche. En el último tiempo tuve que poner mas luces en la casa (que ya parece un arbolito de navidad), pero sin embargo no corro a guardarme en mi guarida al ponerse el sol, porque no estoy sola, y si mi marido o mis hijas no están conmigo, sí está mi “verdecito” que con su tanteo me avisa, aunque me falta mucho entrenamiento, me siento mucho mas segura con él. Cae el sol cada día, y vuelve a salir al día siguiente y aunque esté nublado, nada nos puede impedir salir a disfrutar… de un nuevo día, de la lluvia, del otoño, de pisar hojitas secas en el suelo, de sentir el viento en la cara, de escuchar las risas de los hijos, de sentir la mano tibia de la persona que amamos, de ser parte de un paisaje que se disfruta con todos los sentidos, y al caer el sol no se va, sigue allí, , sólo se van las aves a dormir pero volverán a cantar en la mañana siguiente. Y mientras se pueda disfrutar de cualquier manera de un paisaje, no debemos dejar de buscar esos momentos para llenar el alma de bienestar que también es fundamental para que no nos gane la Retinosis ni la Maculopatía, ni la oscuridad tras caer el sol.

domingo, 2 de marzo de 2014

Los hijos nos guían en el laberinto de la baja visión.

Cuando se tiene discapacidad visual y se es madre, y debe ser igual cuando se es padre, nos invaden sentimientos difíciles. Porque uno tiene el concepto de que los padres son quienes cuidan, guían, orientan, llevan de la mano a sus hijos, pero cuando la mamá o el papá es ciego o tiene baja visión, son los hijos, por más pequeños que sean, quienes nos guian , orientan y llevan de la mano. Eso nos produce un sentimiento de impotencia muchas veces, porque no queremos que nuestros hijos nos sientan como una carga de quien se deben ocupar, o porque nos gustaría poder ayudarles en cosas que por la falta de vista creemos que no podemos. Nos sentimos tristes, impotentes, culpables, etc….Pero un día nos damos cuenta que ellos pueden con eso y mucho más, que se sienten orgullosos de nosotros, de nuestro esfuerzo, que son capaces de tener una sensibilidad mayor ante las limitaciones de los demás, que son independientes y pueden decidir por ellos mismos, que se sienten apoyados y no notan limitaciones en nosotros, sus padres que no ven. Es maravilloso poder confiar unos en los otros, ser “equipo” y dejar que ellos nos guíen cuando es necesario y que se refugien en nosotros cuando nos necesitan. Recorrer los caminos laberínticos que al principio presenta la baja visión y la niebla que nos invade para siempre la vista es mucho más fácil si comprendemos que debemos dejar que nos ayuden especialmente nuestros propios hijos, y darnos cuenta que ellos nos necesitan para sentirse seguros también. Nuestros hijos nos dan la luz que nos hace falta, y nosotros a ellos. Noté esa sensibilidad tan particular en los hijos de Carlos, un amigo ciego, que fueron los primeros niños que conocí en esa situación, y así seguramente son todos los hijos de personas con discapacidades. Mis hijas tienen eso también, y no hizo falta explicarles nada, ellas supieron de bebes que mamá no veía e instintivamente lo solucionaban por ejemplo cuando yo les acercaba una cuchara con papilla a su cara ellas me tomaban la mano y se la llevaban a su boca, e infinitas cosas más.Hoy que tienen 9 y 5 años me acompañan al supermercado y se fijan que la carne no tenga mucha grasa, que los tomates no estén verdes, qué jabón está en oferta, etc.. Si ven una persona con bastón blanco o verde les ofrecen ayuda, prestan mucha atención antes de cruzar una calle, son especialmente atentas con compañeritos que usen anteojos, que presenten alguna limitación física o sensorial. Así es mi hija mayor y la pequeña nos demostró lo mismo el día que fuimos a la reinscripción para primer grado en la escuela donde conoció a su maestra y mientras esperábamos que nos atienda a nosotros, una mamá con su hijita le explicaba que la niña no ve bien, y al salir de la escuela mi pequeña nos dijo que ella se sentaría junto a aquella niña para poder ayudarla si lo necesitaba…. Con ellas no existe limitación alguna. Fuimos a un laberinto en un lugar increíblemente maravilloso, rodeado de montañas, enclavado en lo alto de un valle verde y al que se accede bordeando un río cristalino. Tras un pequeño camino de pinos y abetos sorprendentemente de distintos tonos de verde y amarillo, (cuando generalmente las coníferas son verdes), uno se encuentra con un paisaje infinitamente bello, con el laberinto imponente en el centro del valle. Fue armado con distintos tipos de cipreses, ligustrines, todo tipo de vegetación que le dá ese aroma y color tan especial que tienen los cercos vivos. Tiene aproximadamente 8.000 metros cuadrados, con 2.200 metros de sendero y un circuito con nueve puertas a descubrir. Allí entramos mi marido, mis nenas y yo, todos juntos (las chiquis no hubiesen entrado sin mi, no al menos esa primera vez en el laberinto, porque ellas se sienten más seguras si estoy yo. Vea o no.). Como una representación casi de la vida, nos metimos, recorrimos los senderos, nos perdimos, tomamos decisiones sobre cuál camino seguir, fracasamos, retomamos y finalmente encontramos la salida hacia un hermoso puente de madera que pasaba sobre un estanque con peces de colores, un verdadero paraíso, como premio a intentar y conseguir llegar sin volver hacia atrás. Si bien entramos todos juntos, enseguida nos separamos, mis hijas, recorrían solas, por su cuenta. En algunas bifurcaciones nos encontrábamos y volvíamos a tomar caminos diferentes, todo el tiempo yo las escuchaba reir y decidir qué sendero tomar y finalmente ellas encontraron la salida, mientras mi esposo y yo seguíamos dando vueltas, caminando tranquilos, disfrutando del recorrido entre paredes verdes y vivas, bajo un cielo limpio y azúl, pisando un suelo tierno de césped y respirando ese aire puro. Nuestras hijas desde la salida nos llamaban tratando de indicarnos el camino, guiándonos hasta ellas, como en la vida…. Escuchamos sus recomendaciones y encontramos la salida y el puente sobre el estanque transparente. Los cuatro juntos nos reimos, sacamos fotos, y volvimos a entrar para hacer el camino inverso y encontrar la entrada…. Ya mucho másfácilmente. Estar en lugares así es como entrar dentro de un cuadro. La total inmensidad tan limpia coloreada de azúl, verde en todos sus tonos y amarillo envuelven a quienes como pequeños seres entran allí pidiendo permiso a la perfección para irrumpir en ella. Y me dí cuenta que tal cual, así es la vida, como ese laberinto, donde todos se pierden, no importa si ven o no, buscan, recorren caminos, guían y son guiados, algunos encuentran la salida pronto, otros tardan más, pero al final, con calma, escuchando la voz de quienes nos aman, sean nuestros padres o nuestros hijos, llegamos al paraíso. Los miedos y las culpas no nos llevan a ningún lugar, cuando nos aceptamos y entendemos que todos nos necesitamos y que no hay nadie mejor que nuestros propios hijos, que tienen incorporado naturalmente nuestra situación, para guiarnos, podemos encontrar la salida a cualquier laberinto, aún sin ver.

jueves, 30 de enero de 2014

Una pregunta que nos saca de la oscuridad.

Cuando nos damos cuenta que perdemos la vista solemos también darnos cuenta que no podemos salir de eso solos, pero nos rehusamos a aceptarlo y queremos que nadie lo sepa, que nadie lo note. No podemos pedir ayuda…. Nos queremos encerrar y evitar el contacto con la mayor cantidad de personas posible. Suele ser así. Hasta que ya no nos queda otra, o hasta que alguien nos hace la pregunta correcta, esa que se convierte en el puente entre nuestro interior muerto de miedo y la infinidad de cosas que podemos hacer aún sin ver. Hace 11 años, llegábamos a El Bolsón con el sueño de tener nuestra propia chocolatería, nuestra fuente laboral. Mi amigo por aqquel entonces, y yo salimos un 12 de enero de Puerto Madryn, huyendo de nuestras malas experiencias y en busca de un buen futuro. Yo ya veía demasiado mal para buscar un trabajo pero no lo asumía…. La Retinosis ya se había instalado en mi vida y yo ni siquiera lo sabía, sólo podía notar que cada vez se borraban más y más imágenes, y ni hablar por la noche…. Sólo distinguía las luces. Pero como hacemos muchos, no lo decimos, y buscamos excusas ante la evidente falta de vista. Cuando nos fuimos de Madryn dejé atrás el lugar que yo había elegido para vivir, porque amaba el mar y las ballenas, y me había ido allí desde Rosario para concretar la vida que había soñado, pero tras 6 años tuve que irme para alejarme de quienes me hacían demasiado mal. Detrás quedaron las ballenas amadas y el mar azúl, tan inmenso. Resigné el paisaje que más amaba pero encontré el paisaje que llenaría mi alma de colores. Nos dio la bienvenida la Comarca, con sus pinos, sus montañas, sus pájaros, su vida tranquila y su verde eterno. Llegamos a Bolsón y encontramos un local para instalar nuestro negocio y nos pusimos en marcha. Mientras mi amigo Néstor iba conociendo y dándose cuenta de mis “errores”. Un día, con su manera tan transparente y frontal de ser, me hizo la pregunta más simple y dura que alguien me había hecho jamás: “Qué te pasa en la vista?”… Fue como una trompada en el medio de mi cara,. Él no lo sabía, pero era demasiado evidente, y sólo quería saber qué me pasaba, para ayudarme…. Yo lloré y lloré, y entre lágrimas reconocí que no veía… Fue como sacarme un puñal del pecho, como sacarme una enorme piedra de encima, algo que me aliviaría el alma pero que en ese momento me causaba un enorme dolor. Nunca había reconocido lo que me pasaba y no tenía ni idea el porqué. En esos días, hace exactamente 11 años, sucedió un momento que me marcó, una situación que jamás olvidaré. Fui al supermercado como lo hacía siempre, a comprar shampoo, y al pararme frente a los envases, no lograba leer ninguna letra. Tomaba uno tras otro y no podía distinguir qué decía en las etiquetas, con lo que no podía encontrar el que buscaba. Me fui de allí y volví desconsolada sintiendo que elmundo se me venía encima. Pero ya le había contado a mi amigo que yo no veía, con lo que pude sacar mi tremenda angustia y desahogarme con él, pude contarle lo que me había sucedido y él pudo aydudarme a buscar una salida. Juntos, mientras seguíamos armando nuestro local, decidimos buscar ayuda y así comenzamos a recorrer distintos oftalmólogos para que me dijeran qué me estaba pasando. Siempre fui miope, y desde hacía varios años había comenzado con problemas más graves, pero en el último tiempo de mi vida en Madryn había pasado por situaciones muy difíciles con personas muy malas y una pareja que casi me vuelve loca, y eso me llevó a un tremendo stress, una gran anemia y problemas de salud que hicieron despertar del todo la Retinosis y que ella, sumada a mi Maculopatía, arrase con mi vista. El 23 de febrero de 2003 abrimos nuestra chocolatería y para marzo ya había entre nosotros mucho más que amistad. Había nacido el amor en el peor momento de mi vida, donde yo creía que no podría seguir así, que no lo podía enfrentar, pero Dios me dio algo más importante de lo que me sacó. Al año siguiente nos casamos y luego llegaron nuestras hijas…. Pero eso es otra historia. Sigo extrañando el mar, sigo amando las ballenas, las orcas, las gaviotas y el olor a sal, pero aquí, desde hace 11 años encontré el sentido de la vida. También el sentido de haber perdido la vista, porque puedo entender a los demás, porque puedo “sentir” la vida de otra manera. A veces tenemos que tomar decisiones que nos cuestan, que requieren de nuestra mayor valentía,como cambiar de vida para salvarnos… y salir a la luz es una decisión nuestra, que comienza con sincerarnos. Hoy no hay pregunta que pueda provocarme dolor como en aquel momento con aquella tan simple y crucial, porque hoy todo es transparente, porque todos saben que veo muy poquito y si tengo que explicárselo a alguien que acabo de conocer no tengo problema en hablar de eso. Reconocer y aceptar es muy difícil, muy doloroso, pero muy aliviador también, y lo mejor es que nos abre un camino maravilloso que nos lleva a nuevos amigos, como todos los que tengo a través de internet , a los que quiero mucho, quienes me ayudan a ir cada vez más lejos, nos lleva a nuestro propio interior, a encontrar quienes realmente somos. Nos lleva a buscar las herramientas que nos pueden ayudar, como un bastón verde, un lector de pantalla, etc… y todo eso es increíblemente enriquecedor. Una pregunta, una simple pregunta, puede cambiarnos la vida, puede cambiársela a alguien más, si es hecha con amor, con respeto, con buena intención, puede cambiar el mundo. No dudemos en hacerla cuando haga falta, y no dudemos en responder cuando nos la hacen. Una pregunta que es mucho más que eso, es una balsa para el náufrago, un oasis en el desierto, una luz en la oscuridad… Es una mano extendida para ayudarnos a salir adelante, la llave que nos saca del encierro en el que nos metemos cuando nos damos cuenta que nuestra vista se va y nos asaltan todos los miedos. Qué te pasa en la vista?, Te puedo ayudar?....

sábado, 11 de enero de 2014

ATENDER UN NEGOCIO CON BAJA VISIÓN, EL DESAFÍO DE CADA DÍA.

Atender un negocio con baja visión es un desafío enorme… Durante el año, la verdad, es que no hay demasiada gente a la que atender, y eso nos provoca bastantes problemas económicos, y esperamos la temporada de verano, donde llegan muchos turistas a El Bolsón, y entonces sí, entra más gente a comprar, cosa que me pone muy contenta y muy stresada a la vez…. No es que sea “Gata Flora” o que no esté conforme con nada, NO NO NO, ojalá todo el año entrara gente a comprar y no tendríamos tantos problemas. Bolsón es un lugar donde en la temporada se llena de gente y en el resto del año sólo unos pocos nos visitan y además, nuestra chocolatería está ubicada en una calle que no es demasiado comercial… La cosa es que los días martes, jueves, sábados y domingos, mi esposo va a la Feria Regional a vender allí en nuestro puesto de chocolates que está abierto todo el día, desde la mañana hasta la noche, y yo me quedo en el local, por la mañana y por la tarde, y aquí estoy, en la computadora o haciendo alguna cosa mientras las nenas juegan afuera, pero cuando escucho las campanitas de la puerta que avisan que entra alguien, me asaltan dos sensaciones ambiguas: “entra gente!”, lo que me pone contenta y nerviosa. Y mepongo en personaje de “vendedora”, no tanto porque sea mi naturaleza simpática sino porque mientras más les charlo, más los mareo y no notan los movimientos dudosos de mis manos…. Aunque yo supongo que más de uno debe pensar o que no soy “normal” o que soy medio “despistada” o que soy un poco “tonta”, cosa que la verdad no me interesa demasiado. Es común que piensen eso de una persona que no ve casi nada y ellos no lo saben…. Y creo que prefiero que piensen eso porque todavía me dá algo de miedo que sepan que no veo e intenten estafarme o robarme algo. Tengo montones de trucos y mañas para que la gente me diga en palabras lo que quiere, o cuánto dinero me está dando, por ejemplo preguntándole si tienen justo, entonces generalmente me dicen con cuánto me piensan pagar, o nunca tengo cambio en la caja lo que me lleva a meterme en mi “cuartucho” con la excusa de que voy a buscar cambio y allí pongo el billete en una enorme luz y así puedo verlo, al menos el prócer que está en él con lo que puedo saber de cuánto es. El orden es importantísimo, nada debe estar en otro lugar que me lleve a no encontrar las cosas en el primer movimiento. Los diferentes gustos de chocolates y sus ubicaciones los conozco de memoria y los encuentro fácilmente, trato que las personas me digan qué gusto quieren y no que me señalen. Los gustos de dulces están ordenados alfabéticamente y con una inicial en Braille en el estante, aunque a veces se van terminando algunos gustos y se desordenan y ahí si que tengo problemas, …. También ponemos variedad de dulces y licores en un estante que está a la mano de la gente con lo que pueden servirse de allí. Sobre la caja del dinero colocamos unas luces muy potentes que las enciendo cuando yo estoy a cargo del negocio, y que me permiten más o menos identificar los billetes siempre y cuando que ponga la cara del prócer para arriba. Si tengo varias cosas que sumar, hago la cuenta mentalmente, y la verdad que mis matemáticas no están nada mal. Y después es cuestión de confiar en mi instinto y desenvolverme lo mejor posible. Si está mi hija mayor, de 9 años, ella suele ayudarme y me indica algunas cosas cuando me nota muy dudosa. El principio de la temporada es donde más me siento presionada porque vengo de meses de no estar “entrenada” en el “arte de atender un negocio con baja visión” y me provoca un miedo y un vértigo bastante importante cada vez que suenan las campanitas de la puerta del negocio, pero a medida que pasan los días voy poniéndome canchera y me voy soltando yacostumbrando a todos los produvtos que tenemos a la venta además del chocolate, que sonbastantes. De todos modos, evidentemente siempre me ocaciona sentimientos de inquietud, presióny miedo, que voy tapando con mi convencimiento y espíritu de mujer arriesgada, pero que más de una vez me ha traido consecuencias que ni yo entendía a qué se debían, pero que con el tiempo pude saber que era eso que voy escondiendo, esos temores. Como ha sido que tenga sensación de no poderrespirar, que me salganmanchas y durezas en el cuero cabelludo, dolores de cabeza insoportables (que los tengo todo el tiempo), etc. Estamos en los primeros días de la temporada que dura unos 2 meses, y vuelvo a experimentar ese cosquilleo en el pecho que me hace dar un gran suspiro y poner mi mejor sonrisa cuando entra un cliente, que a veces, según la onda con la que entra, pido por dentro que se vaya, y otras le vendo lo que me pide y me siento muy contenta conmigo misma. El desafío sigue presente cada día que estoy al frente del negocio, y es mi trabajo, el que me mantiene “útil” (laboralmente hablando) el que es la fuente de ingresos de la familia, el único lugar donde puedo adaptar todo para poder desempeñarme, donde mi marido comprende perfectamente mis necesidades y las respeta, por el que luchamos contra viento y marea, y contra funcionarios municipales que no entendían que una persona con discapacidad pudiera estar al frente de un comercio, porque hasta le han dicho a mi marido que “cómo podía tener a una persona enferma en el negocio”. Néstor hace el chocolate y se encarga del puesto de la feria y de muchísimas cosas más, y yo armo las cajas y atiendo los días que él no está o cuando viaja durante el año, a vender en otras ciudades. No es fácil atender un negocio cuando se tiene baja visión, pero hemos conocido personas ciegas que atendían puntos de venta. La diferencia es que esto de tener baja visión nos pone en ese lugar de hacer de cuenta que estamos en la vereda del que ve, pero no es nuestra vereda y aunque tampoco lo es la vereda del que no ve absolutamente nada, esa es la más cercana a nuestra situación. . Yo acepto mi Retinosis, que cada vez me saca más y más, y me adapto lo más rápido posible a los cambios que ella me impone. Apoyándome en mis hijas y mi esposo y Con la mayor valentía posible enfrento cada desafío, las boletas que llegan, los pagos, las ventas, etc, y a veces me encuentro en situaciones realmente complicadas que me hacen sentir muy mal e impotente y me provocan una gran angustia pero otras veces, al notar que puedo hacerlo, me siento muy feliz conmigo misma. Supongo que así será siempre, sorteando obstáculos, enfrentando desafíos, sintiéndonos impotentes y otras veces orgullosos, … Así siempre para quienes tenemos baja visión, tratando de ser fuertes, de ser felices, conviviendo con una enfermedad que hace que seamos quienes somos y que a pesar de quitarnos imágenes nos regala un modo diferente de sentir la vida, de encotrar las alegrías y de hacernos fuertes, generalmente porque no nos queda otra pero también porque así descubrimos un mundo nuevo…. Mi Retinosis y yo atendemos una chocolatería, y ojalá la atendamos por muchísimos años más.

sábado, 4 de enero de 2014

AÑO NUEVO, ESPERANZAS NUEVAS...

Y llegó el 2014…. Al fin se fue un año que fue bastante complicado, y siempre es esperanzador comenzar otro año, como si al cambiar el almanaque mágicamente lo malo quedara atrás y se presentaran nuevas oportunidades. Lo tomamos así, y es bueno sentirnos esperanzados aunque las cosas no cambien demasiado, pero si podemos cambiar nuestro ánimo. En mi caso, tuve años mucho peores que el 2013, pero es un alivio que haya llegado el 2014 porque no nos fue nada bien el año pasado. . En el fondo de mi corazón, siento que la Retinosis me acosa y no deja de quitarme imágenes, y no suelo esteriorizarlo porque no le quiero dar el gusto y dejarla avanzar. Lucho cada día de mi vida por no volver a caer en el encierro y el miedo, pero debo reconocer que a veces es muy difícil especialmente cuando, por más que uno se refriegue los ojos, todo se ve cada vez peor. Me considero una eterna buscadora de buenos momentos, y en esa búsqueda encuentro mucho por lo que seguir tomando la vida con alegría. En Rosario, donde pasamos Navidad junto a toda la familia, y donde estuve muy rodeada de amor, me encontré con mi amiga de la infancia, quién perdió a su hermana hace muy poco, y al escuchar su voz, su risa igual que cuando éramos niñas, al recordar tantos momentos lindos, se llenó mi corazón de alegría, y a ella, que en su tristeza trata de ser fuerte, también le alegró el alma recordar nuestra infancia feliz.. y sí que éramos dos niñas felices!. Volvimos a Bolsón, y tras esos días de “no hacer nada”, me alegró volver a tener que encargarme yo de mi casa, de las nenas, la chocolatería, y mi vida. Para despedir el año nos fuimos a acampar al lago Gutiérrez, en Bariloche, y allí, con frio, lluvia, y un paisaje magnífico de el lago con familias de patos, las montañas enormes y la tranquilidad del lugar, esperamos la llegada del nuevo año. Salimos a caminar y nos sorprendió una lluvia muy fuerte con viento frio, y estábamos bastante lejos de la carpa, pero caminamos bajo la lluvia sin detenernos todo el camino, hasta volver a nuestro lugar, y ese fue el último día del 2013, como representación de todo un año de no aflojar por más tormenta que nos rodee y nos moje, tenazmente siguiendo adelante sin caer. Al llegar las 0hs., los cuatro (mi marido, las nenas y yo), dijimos nuestros deseos para el nuevo año, y fueron todos muy hermosos y de corazón, entonces brindamos, nos saludamos con amor y nos tapamos mucho para no tener frio… El primer día del nuevo año nos encontró en la carpa, juntos, abrigados, escuchando la llovizna sobre el cubretecho, algunos pajaritos que por la mañana cantaban desde los árboles refugiándose de la lluvia, con el olor a bosque mojado, el sonido del viento moviendo las aguas del lago, y al salir, calentar agua para unos mates, y sentarnos al lado del fogón disfrutando del aroma de la leña de pino, un tenue sol que iluminó el paisaje, apareció casi pidiendo permiso a las nubes, como diciendo que no importa cuán oscuro parezca el día, siempre nos puede dar un rayito para iluminarnos y calentarnos ... Ya está en marcha el año, esperamos trabajar mucho ésta temporada, y yo, soportar con fortaleza los embates de ésta amiga mia, la Retinosis, que me deje atender la chocolatería, con todos mis trucos y mañas haciendo que la gente casi no note que no veo… y lo logro!.... y que venga un año bueno, de trabajo, salud, amor, lindos paisajes y que los pueda ver, al menos un poco, ya sin detalles, pero si sintiendo los aromas, los sonidos, las sensaciones… Renovar las esperanzas con la llegada del nuevo año ilumina el paisaje de la vida, y yo renuevo mis esperanzas más que nunca. Deseo con todo mi corazón que sea un año plagado de luminosas esperanzas, sueños hechos realidad y de hermosas sensaciones…. Para todos.